CONCEPTOS
GENERALES SOBRE DIVERSIDAD CULTURAL E
INTERCULTURALIDAD
EN EL MARCO DE LA GLOBALIZACIÓN
En la última década en la sociedad española surgio una gran preocupación
ante el fenómeno de la inmigración, y por ende ante la diversidad que ha venido
a producir. La preocupación puede explicarse en parte por lo intenso y
repentino del proceso: España ha pasado en pocos años de ser un país de
emigrantes a ser un país de inmigrantes.
Estos cambios se ven manifestados en el espacio escolar,
haciendo más evidentes los problemas y aspectos todavía no resueltos del
sistema educativo y de la institución escolar: atención a la diversidad,
relaciones con la comunidad y familia, desarrollo de la identidad y aspectos
afectivos, influencia de los medios de comunicación.
¿QUÉ ENTENDEMOS POR CULTURA? LA(S) CULTURA(S) EN UN MUNDO
GLOBALIZADO. IDENTIDADES, ESTEREOTIPOS Y RACISMO.
Siguiendo a Adam Kuper, tal consenso, que nos puede
ayudar a entender lo que son las culturas, se basa en tres supuestos:
La cultura no es un asunto de raza; se aprende, no la llevamos en
nuestros genes; en este sentido, es necesario recalcar que todos los seres
humanos compartimos la gran mayoría de nuestra información genética y que las
mínimas diferencias existentes en el ADN son diferencias individuales (que, por
otra parte, pueden ocurrir entre individuos que son percibidos como “de la
misma cultura” y no sólo entre individuos de “distintas culturas”).
El concepto de raza, basado en la transmisión de
diferencias genéticas que condicionaban no sólo ciertos aspectos físicos sino
otros como el comportamiento, la lengua o la inteligencia, es un concepto
científicamente refutado.
Teniendo todo esto en cuenta, podemos decir que cuando
hablamos de diversidad cultural nos
referimos al conjunto de estrategias, normas y valores que los distintos seres
humanos han sido capaces de desarrollar para vivir en grupo y para adaptarse a
lo largo del tiempo a diferentes entornos y diferentes espacios.
Es por tanto importante que asumamos que la globalización
del mundo en que nos ha tocado vivir nos permite pertenecer a varios grupos y
por lo tanto pertenecer a varias culturas. Siendo optimistas, esta sociedad multicultural
globalizada debería provocar un cosmopolitismo donde los diversos individuos
podamos convivir y tengamos competencias culturales múltiples donde el
mestizaje será considerado signo de madurez cultural.
La identidad, cuando nos referimos a identidad cultural no podemos
separarla de la doble dimensión personal y social. Cada sujeto es capaz de
construirse su identidad colectiva, su pertenencia a una cultura desde su
propia identidad personal.
En estos procesos de identificación las condiciones
económicas, políticas, geográficas, sociales y legales tienen mucha influencia
en relación al establecimiento de relaciones de identificación y de vínculos de
pertenencia a un “grupo” y su relación con los “otros”, provocando, a su vez,
una visión compartida en el imaginario colectivo sobre “el otro” cargada de
estereotipos y prejuicios.
La superación de estereotipos y prejuicios es una de las
tareas de la educación intercultural y antirracista, y por ende, de la
formación de los educadores y educadoras.
¿qué son los estereotipos y prejuicios?,
¿cómo actúan?
Allport (1954) define estereotipo como una creencia
exagerada con, o acerca de, las costumbres y atributos de un determinado grupo
o categoría social, en función de la cual se justifica o racionaliza nuestra
conducta en relación a dicha categoría.
La generación de estereotipos obedece a la necesidad o
deseo de tener una opinión en la experiencia propia y suficiente de la que
extraer un conocimiento directo, por economía mental. Las opiniones se forman
sobre los que otras personas dicen.
Los estereotipos, positivos o negativos, juegan un papel
primordial en nuestras relaciones sociales y personales con desconocidos al
ayudarnos a adjudicarle a los otros un papel o comportamiento determinados en
función de su adscripción a un grupo, sin tener en consideración los aspectos
personales. Es el componente cognitivo de una actitud particular.
El estereotipo puede considerarse un paso previo al
prejuicio (actitud), que a su vez puede dar paso a la discriminación y a la
exclusión (conducta). Existe una gran variedad de estereotipos, prejuicios y
formas de discriminación (raciales, étnicos, género, edad, clase social...) que
a veces, y en el caso que nos ocupa, es muy significativo considerar su
confluencia.
Estereotipo y prejuicio son mecanismos cognitivos basados
en ideas y opiniones ya formadas sobre el entorno de forma indirecta. El
prejuicio además incluye una valoración implicando el acto de juzgar,
rechazando o desaprobando, implica un juicio negativo preconcebido de personas
y grupos basado en estereotipos.
Los estereotipos juegan un papel importante en relación a
la discriminación y el trato a las minorías, así como en relación al racismo y
xenofobia. Los estereotipos forman parte del mundo de las creencias y actitudes
que a su vez son parte de las motivaciones y acciones de las personas. Por
tanto, los estereotipos negativos pueden dar lugar a actitudes prejuiciosas y a
comportamientos más o menos discriminatorios, racistas o xenófobos, y de ahí a
la exclusión.
Modelos de
integración e interculturalidad.
El término integración, muy usado en el campo de la
política social y también de la educativa, ha ido acompañado de recelos y dudas
de mayor o 6 menor calado dependiendo de los países. En particular en la Unión
Europea la palabra integración se ha usado en positivo y como modelo de
política social, y educativa, a seguir con los inmigrantes. No han faltados
críticos a este concepto por su uso y abuso en Europa, considerando la
integración como asimilación.
Los modelos que vamos a ver son alternativas en positivo
para la gestión de la diversidad cultural. No podemos olvidar que existen otras
alternativas negativas como “no hacer nada” y la “marginación”.
La asimilación exige a los grupos minoritarios que dejen
a un lado sus pautas y referencias culturales para insertarse en la mayoría
culturalmente dominante. Esta alternativa presenta dos principios antagónicos:
por un lado se parte del interés por la otra persona para que tenga las mismas
posibilidades que las personas autóctonas; y por otro lado, se le exige que
renuncie a su cultura para incorporar la nuestra como algo indispensable para
su integración.
El multiculturalismo, por el contrario, intenta valorar
más la diversidad cultural, considera la sociedad formada por culturas
diferentes unas de otras, se respeta la diferencia y se establecen unas normas
básicas de convivencia.
El modelo intercultural pretende superar los modelos
anteriores planteándose la construcción de la convivencia en la diversidad.
Para eso, parte como decíamos anteriormente sobre el concepto de cultura, de
que ninguna cultura es estática ni homogénea, de que la diversidad existe
dentro de propia cultura y que los conflictos pueden ser un buen motor para el
cambio.
El concepto de integración, ya que debemos cuidar el uso
del lenguaje y la denominación de los conceptos. Planteemos utilizar el
concepto de integración en relación a la interculturalidad en el sentido que
Carlos Giménez utiliza: proceso de readaptación mutua, en la que por un lado la
minoría se incorpora a la sociedad receptora en igualdad de derechos,
obligaciones y oportunidades que los autóctonos, y por otro lado, la mayoría
acepta e incorpora los cambios necesarios, ideológicos, normativos e
institucionales para que sea posible lo anterior.
Educación intercultural. La escuela como espacio de
relaciones interculturales.
Según su procedencia racial o etnocultural. A grupos
diferentes, sistemas distintos. Este modelo que no está presente en nuestro
sistema educativo pero habría que tener presente las consecuencias de los
procesos de escolarización en cuanto a la concentración de alumnado extranjero.
Educación asimilasionista que pretende conseguir de forma
más o menos paulatina la asimilación a la cultura dominante de los inmigrantes
o de las minorías. En estos planteamientos tiene gran importancia la enseñanza
de la cultura y lengua de la sociedad receptora y no tiene relevancia las aportaciones
y el bagaje experiencial de los sujetos.
La educación integracionista o compensadora plantea no
sólo el aprendizaje de la lengua y cultura receptora sino también de la lengua materna;
y la necesidad de conseguir la igualdad de oportunidades para todos los alumnos
y alumnas independientemente de su origen social o cultural.
La educación pluralista asume el derecho a la diferencia
dando importancia a aspectos como la provisión de información de las culturas
de inmigrantes y minorías, y la visión funcional de la lengua y la cultura. Sin
embargo plantea algunas limitaciones y riesgos como las siguientes: tratar a
los grupos como realidades monolíticas, el folklorismo en el tratamiento de las
diferencias culturales, la segregación y separación por grupos.
Educación intercultural, educación en y para la
interculturalidad es necesaria para todas las sociedades y culturas y para
todas las personas, no está centrada en los que son culturalmente diferentes.
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